Llega
el nuevo año y todos nos hacemos buenos propósitos. Parece que es
una tradición y.... ¡¡¡ no está mal !! Yo creo que esas
intenciones no llegan ni siquiera al mes de mayo, pero es bueno que
al empezar tengamos objetivos a intentar conseguir o alcanzar, ¿no?
Y
eso que los objetivos que nos proponemos suelen ser muy generales y
un tanto repetitivos. Así, parece que por fin todos vamos a hablar
inglés, a hacer un poco de deporte, a llevar una vida más sana, a
comer mejor, a trabajar con más alegría..... ¿qué sería de las
academias de idiomas, de los gimnasios, o de las colecciones por
entregas o fascículos si no hubiese propósitos de comienzo de año?
Pues
bien, para conseguirlos, o al menos acercarnos a ellos hay que
mentalizarse, hay que creer en ellos y hay que compartirlos con los
demás.
Y
eso es lo que ha hecho hoy un alumno mío al comienzo de las clases.
Una vez he entrado en mi tutoría, y nos hemos preguntado por las
vacaciones de Navidad, una vez que nos hemos felicitado el año, un
alumno, llamémosle Kevin, me ha dicho en alto, delante de todos y
muy serio:
- Profe...... Yo este año he decidido cambiar.
- ¿sí, Kevin? ¿en qué?
- Verás, profe, este año voy a estudiar......... ¡ mucho menos !
El
caso es que él ha seguido serio. Yo no he podido evitar echar una
sonrisa...... Tiene gracia el muchacho. Lo que no tengo claro es si
lo decía de verdad o sólo era una broma...
Yo
le he comentado que lo tiene difícil, que ya estudiaba muy poco y no
sabía si iba a conseguir reducirlo aún más..... aunque supongo
que con empeño todo se consigue, ¿no?
Pues
eso, que nos hagamos todos los propósitos que queramos, que eso no
suele ser malo..... salvo que sigamos el ejemplo de mi
alumno..........
No hay comentarios:
Publicar un comentario