Yo
no estaba delante, pero me lo contaron. Dos chicos se pegaron en el
instituto el otro día y, según parece, se pegaron bien, querían
hacerse todo el daño que pudieran. Son dos adolescentes de 15 años
y, a esa edad, todo se hace con una intensidad inusitada. Pero
nosotros, como profesores, y el centro, no pueden permitir que esas
cosas ocurran.
El
caso es que yo no tengo este año a ninguno de los dos, pero ambos
estaban en mi tutoría del año pasado y los conozco bien. Y los dos
son buenos chicos, pero..... ¡¡¡son cosas que ocurren!!! En
concreto ha sido lo de tantas y tantas veces, los dos quieren estar
con la misma chica y creen que pegándose van a conseguir algo. ¡Qué
poco cambian las cosas con el tiempo, verdad?
Esta
vez ha sido un incidente muy sonado y todos se interesan por él,
tanto profesores como alumnos. Y por las sanciones que hay que
ponerles. Pues bien, el que no los conozca, si se deja llevar por las
apariencias, pues..... seguro que toma partido por uno de los dos en
concreto. ¿Por qué? Pues eso, por lo que denominamos “la pinta”,
además de por el rendimiento académico, la imagen, el tamaño.....
Eso
es lo que he oído a más de una persona que me ha relatado lo
sucedido. Dan por hecho quién tiene la culpa, aunque, como yo, no lo
han presenciado.
El
caso es que yo traté mucho con los dos y puede que ninguno de los
dos tenga toda la culpa, puede que, como suele decirse, “dos no se
pegan si uno no quiere”.... Yo he roto una lanza por el presunto
culpable, pidiendo que valoren lo sucedido con los datos reales que
tengan, no con apariencias.... Lógicamente así es como se va a
hacer.... o se ha hecho ya.
Pero
el tema para reflexionar es que no podemos dejarnos llevar por las
apariencias ni por nuestros propios prejuicios, que siempre son tan
malos. Y a raíz de esto me acuerdo de un chiste que me contó un
amigo argentino haciendo exageradamente autocrítica. Lo cuento así,
porque fue un argentino quien me lo narró a mí, pero dejando al
senegalés en el chiste, suizo y argentino podrán ser cambiados por
español, italiano, francés, norteamericano, alemán, colombiano o
lo que fuese. Que nadie se moleste.
El
caso es que en un hospital internacional, en la sección de
maternidad nacen una noche tres niños, pero por un desgraciado
incidente no se dispone de la correcta identificación de los bebés.
Hay dos niños blancos y uno negro. Sus familias son argentina, suiza
y senegalesa. Esto hace que el equipo médico reúna a los padres y
les cuente lo sucedido. A continuación les dice que no podrán hacer
más que el sorteo y a quien le toque elige niño y así
sucesivamente.
Se
realiza el sorteo y le corresponde elegir al ciudadano suizo. Mira a
los tres bebés, y sin dudarlo, elige al negro. Entonces el
senegalés salta, se enfada y le dice:
- No lo entiendo, está usted loco. Usted es blanco, su mujer es blanca, su hijo será blanco. En cambio yo soy negro, mi mujer es negra, mis antepasados son negros. Lo normal es que el niño negro sea el mío. ¿Porqué elige usted el bebé negro?
Y
entonces el suizo le dice muy serio:
- ¿y qué quiere que haga yo? ¿arriesgarme a elegir el argentino?
Pues
eso.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario