Ayer
tuvimos las evaluaciones de 2º de bachillerato y, como cada año,
fueron unas reuniones bastante complejas.
Una
de las razones de que el curso de 2º de bachillerato sea tan
especial es lo pronto que termina y la obligación para los alumnos
de aprobar en estas fechas para poder acceder a la carrera que desean
hacer. Los que se examinan en la convocatoria de septiembre ya casi
no tienen opciones de elegir.
Ayer
los resultados no fueron malos, o no tan malos como yo recuerdo otros
cursos. Y es que son datos que se nos quedan grabados año tras año
por algo que yo entiendo que es un error, y al que contribuimos
alumnos, padres y profesores.
Me
explico. Cuando estos alumnos que ayer terminaron oficialmente el
bachillerato se examinen de selectividad (o prueba de acceso
universitaria PAU) y reciban sus notas no sólo las buscarán
afanosamente ellos, sino que todos iremos a comprobar sus resultados.
Por un lado es normal, sentimos curiosidad, se trata del examen o
prueba más importante en lo que llevan de vida,.... pero por otro
lado ese exceso de interés por dichas calificaciones puede acarrear
complicaciones.
En
cualquier otro curso un profesor pone las notas que considera justas
después de todo un curso académico y no hay nadie que pueda poner
en duda sus decisiones. Pero en 2º de bachillerato, si un profesor
aprueba, por ejemplo, a 22 alumnos de clase, se examinan de
selectividad y allí sólo aprueban 7 de esos 22...... ¿qué ha
pasado? ¿es que el profesor era malo? ¿las clases no fueron buenas?
Pues no necesariamente.
Algunas
veces un profesor puede aprobar a un alumno que no vaya del todo bien
en su asignatura, porque considere que la PAU es una prueba global y
que el alumno tiene una madurez suficiente para entrar en la
universidad aunque los resultados concretos en su materia no le
acompañen. Esto ocurre muchas veces cuando un alumno puede descuidar
un poco una asignatura para tratar de aprobarlas todas, o cuando
entiende que una no va ser muy importante para él en su vida futura.
¿
Y entonces? Todos los profesores van a comprobar los resultados
obtenidos. Y veremos como en unas asignaturas han aprobado la
selectividad el 95% de los que se han presentado y en otras un 80% y
en algunas apenas un 60%.
Pero
no sólo lo mirarán los profesores sino que en las páginas web de
cada centro, público, concertado o privado saldrán las estadísticas
que muestren que en su centro ha habido un determinado porcentaje de
alumnos que han aprobado la selectividad. Y eso será un dato
importante para las familias a la hora de elegir colegio o instituto,
y para la administración al valorar los diferentes centros
académicos.
Entonces,
da la sensación de que examinamos a los profesores y a los centros,
casi más que a los alumnos. Y eso no debería ser así, porque
conlleva que algunos profesores y centros educativos sólo aprueben a
los alumnos de los que están prácticamente seguros que van a hacer
bien la selectividad, de esa manera van a rozar el 100% de aprobados.
Y quedarán muy bien reflejados, aunque quizá las calificaciones hayan sido injustas para algunos alumnos.
Mientras,
otros profesores y centros aprobarán a mayor número de alumnos en
base a la prueba global, al acceso universitario, pero siempre
quedarán peor parados en las estadísticas.
¿Cuál
es mejor profesor o el mejor centro? ¿Por qué sólo se miran los
resultados de los presentados y no del total de alumnos de la clase
original? ¿Por qué no nos olvidamos de “examinar” a los
profesores o los centros y nos fijamos en los alumnos?
Y
aquí viene mi pregunta, que me encantaría que, si podéis,
respondáis:
Tengo
30 alumnos y mi misión es enseñarles a todos mi asignatura. Voy a
plantear dos casos muy reales y me gustaría saber en cuál pensáis
que lo hago mejor, en el A o en B.
A)
De los 30 alumnos, apruebo a 26 y, después, al presentarse a la PAU
aprueban 18. En las estadísticas figurará que han aprobado
selectividad un 69,2% de los alumnos (18 de 26). Pero en realidad han
sido 18 de 30 (60% del total).
B)
De los 30 alumnos, soy más exigente y apruebo sólo a 12. De ellos,
aprueban selectividad 11. En las estadísticas figurarán que han
aprobado un 91,6 % de los alumnos (11 de 12). Pero en la realidad han
sido 11 de 30 (36,6 %).
Hola Profe:
ResponderEliminarPues si te digo la verdad yo prefiero la opción C, me da igual a quien se apruebe siempre que el profesor se interese tanto por sus alumnos que no le importen los porcentajes, como, se por experiencia, es el caso. Pero de elegir, claramente la opción A, despues de todo, como dices no siempre para ser filólogo necesitas saber la constante de Plank, aunque el saber no ocupe lugar, jeje
Un abrazo
En efecto, Gerardo, esa es la respuesta acertada, je,je. No hace ninguna falta ver esos porcentajes, aunque parece que cada vez sean más importantes y se insista en tenerlos en cuenta.
Eliminarun abrazo