Al ser el último día de clase hablamos sobre el futuro, sobre las vacaciones, sobre lo que van a hacer o no estos próximos meses. Hablamos de los que van a viajar a sus países o de los que ya lo han hecho.
En medio de nuestra clase, un alumno me pregunta si puede salir al baño. Es una típica cuestión a la que solemos contestar que no, por el riesgo de contagio y que las peticiones se multipliquen, pero..... ¿qué más da, es el último día? Pues sí, puedes ir. ¿ Y yo, profe? Vale, cuando vuelva Kevin. Y así, uno, dos, tres y hasta siete.
Además de ello, otra pregunta. Profe, ¿puedo buscar al profesor encargado de los campeonatos escolares? Es que le tengo que devolver la equipación deportiva. Sí, ve a dárselo. Estaba en el gimnasio. ¿me puede acompañar Pedro? Sí, vale.
Y al cabo de un rato, cuando estamos todos en el aula, Daniel se levanta, se mueve inquieto, busca, rebusca,.... ¿qué te ocurre, Daniel? Pues que..... me han robado el móvil.
¿Seguro? ¿dónde lo tenías? Aquí mismo, en la mochila. ¿Cuándo es la última vez que lo has visto? Hace un rato, al comenzar la clase. ¿alguno sabéis algo? No, profe, como ha salido al baño, se lo habrá dejado allí. Ve al baño, búscalo allí. Luis, acompáñale.
No está, profe. Dime el número. Vamos a llamarle. Dice que está apagado o fuera de cobertura. No cabe duda, lo han robado y lo han apagado.
Se me acerca uno de los chicos y me dice que él está seguro de que ha sido Galo, otro de sus compañeros. Pero viene Luisa y me dice que ella cree que ha sido Diego. Esto es un desastre. Yo les digo que es imposible que haya sido nadie de clase, es que no me lo puedo creer. Incluso no puedo poner la mano en el fuego si hablo de un móvil de un chico de otra clase, pero.... ¿dentro de la propia clase? No me lo creo, no puede ser.....
Profe, mire las mochilas, vamos a verlas, que las abrimos todos.....
Eso si que no pienso hacerlo. Primero, porque justo hoy han salido del aula hasta nueve chicos, entre ir al baño, buscar profesores, etc. Segundo, porque hace unos años hubo una desaparición de otro móvil en un aula donde no había entrado ni salido nadie, y decidimos revisar los abrigos y las mochilas. No se pueden imaginar las quejas que llegaron después de parte de los padres, denunciando y preguntando que quiénes eramos nosotros para revisar la mochila de sus hijos. Y tenían razón. Ah! Por cierto, aquella vez el móvil no apareció.....
Así que..... yo no miro las mochilas de mis alumnos. Les expliqué que es un riesgo que corren. El uso de los móviles está prohibido, si lo traen no lo deben usar, etc. Pero Daniel llora y llora, le caen las lágrimas como si fuese un grifo. Él no acusa a nadie, sólo repite que lo tenía allí y que ha desaparecido... y llora.... Y a mí me da una pena.....
Yo les digo a todos que estoy seguro de que nadie de ellos es un ladrón, pero que si alguno ha tenido un impulso, tiene el móvil y ahora no sabe qué hacer, le pido que me busque luego, que me lo entregue y yo le prometo, le juro que queda entre nosotros dos.
A Daniel le digo que no pasa nada, que la vida es así. Él me dice que tiene fotos, direcciones, teléfonos, etc que no quiere perder..... lo siento.
Termina la clase y le digo a Daniel que me acompañe. Vamos a llamar a sus padres para que si lo consideran, anulen el teléfono móvil para evitar problemas mayores.
Vamos a jefatura, marco el número y pongo a Daniel al aparato, entre lágrimas....
Hola mamá, soy yo........ verás, es que me ha desparecido el móvil en clase...... (todo entre lloros)
¿En serio, mamá? ¿de verdad? Jo, increíble......
Bueno, resumo...... La madre le dice que no, que hoy se lo ha dejado en casa, que su móvil está allí, apagado, a la entrada de casa.......
Pues vaya fin de fiesta!!!!
No le doy un capón no sé por qué..... Anda, Daniel, vuelve a clase y díselo a todos, anda..... Y buen verano!!!
ResponderEliminarhoy en dia para rastrear el celular existen muchas aplicaciones , y paginas las cuales con solo en numero lo localiza