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viernes, 27 de abril de 2012

La importancia de las tutorías


Quizá no todos los profesores estemos de acuerdo en esto, pero creo que una de nuestras tareas más importantes a desarrollar es la tutoría con nuestros alumnos. Dicha tutoría puede hacerse de manera oficial, cuando eres el tutor de un grupo concreto, o de manera más informal con el resto de tus alumnos de todas las clases.

Cada grupo de alumnos tiene asignado un tutor, el responsable primero de las relaciones con la familia, el intermediario entre el alumno, la familia y los distintos profesores. Es el que suele conocer los problemas y situacines familiares, y el que suele estar informado de la marcha del alumno en las diversas asignaturas. También es el que aconseja a las familias sobre el futuro educativo del alumno.

Pues bien, soy tutor de un grupo y mantengo reuniones con las familias a petición de las propias familias, del resto de profesores o de “motu propio”. Y en esas reuniones es cuando muchas veces te sientes impotente ante los problemas.

Ayer tuve una reunión con una madre. Quería hablar con ella porque su hijo, llamémosle Karl, no trabaja casi nada, está repitiendo y vuelve a llevar casi todas suspensas. Es un buen chico, se lleva bien con todo el mundo y, cuando está alegre es divertido, extrovertido y participativo. Pero de vez en cuando se transforma y se vuelve retraído. En cualquier caso, trabaja muy poquito, por lo que los resultados académicos son más bien malos.

La mujer vino a hablar conmigo y yo le transmití mi inquietud de que si no cambiaba y estudiaba más, al encontrarse repitiendo pasaría de curso, pero con casi todas las asignaturas pendientes y eso seguramente sería haber tirado a la basura académicamente los dos últimos cursos. Ella me miró y comenzó a contarme. Y se emocionó. Y yo también.

El resumen es que llevan pasando un año y medio muy malo, y todo comenzó cuando metieron preso al padre de Karl. El chico no lo ha encajado aún y cuando va a verle cae muchísimo su ánimo, pero cuando no va le echa de menos. Como él dice:"es mi papi". Ahora, ni siquiera saben si al padre lo van a deportar, o extraditar, o lo que sea, a una cárcel de su país de origen, llamémosle Bolivia. Por un lado, las condiciones de aquéllas cárceles son mucho peores que las nuestras y, por otro lado, dejaría de verle por un tiempo muy largo. No saben qué hacer.

Viven juntos la madre, mi alumno, y otro hermanito pequeño, de menos de tres años.

Y yo pienso en lo difícil de algunas vidas infantiles aquí al lado nuestro. Mi alumno, al que he decidido llamar Karl y hacerle boliviano para preservar su identidad, no deja de ser un niño. Un niño de 1º de ESO, un niño de 13 años, con una vida difícil, con problemas de los que él prefiere no hablar con nadie, ni siquiera con su madre.

Y en cambio, yo tengo varios hijos, pero uno casi de esa misma edad, al que quiero con locura y se lo hago saber cada día. Al que abrazo, y al que beso cada día cuando se acuesta. Un hijo que me pregunta cosas, que ve conmigo el partido de fútbol de nuestro equipo, un niño al que ayudo con los deberes si lo necesita y un niño al que acompaño los fines de semana a jugar sus propios partidos.

Y mi hijo va bien en el cole, y yo me alegro un montón. Y Karl va muy mal en el cole, y a mí me da mucha pena. Y hablo con él. Y no sé bien qué hacer......

martes, 24 de abril de 2012

Publicidad de los centros bilingües

Todos sabemos que el plan estrella de la Comunidad de Madrid durante los últimos años ha sido la creación de la enseñanza bilingüe español – inglés.

Sobre este tema, sobre sus virtudes y sus inconvenientes no escribiré un comentario, ya que se puede escribir hasta un libro entero. Está claro que tiene sus partidarios y sus detractores, y también está claro que tiene muchos aspectos positivos y otros negativos.

El comentario de hoy no pretende tomar partido ni crear ni entrar en esa polémica, ya lo haremos en otro momento: es un comentario más bien oportunista o casi de humor negro. El caso es que el otro día iba conduciendo y delante de mí lo hacía un autobús urbano de la EMT con el siguiente cartel:
Pues bien, medio en serio, medio en broma, con la que está cayendo, ¿a quién se le ha ocurrido hacer esta publicidad?

Yo lo he entendido como que la pobre Paula, si quiere ser científica de mayor, vaya aprendiendo inglés para irse a otro lado, porque aquí la investigación brilla por su ausencia.

Imagino que no es ésta la intención de la Comunidad de Madrid, pero..... ¿no es un poco inoportuno este anuncio? ¿no se acaba de recortar en investigación, en I+D+i? ¿ no están en pie de guerra las Universidades por esos recortes en investigación? ¿ no están emigrando nuestros jóvenes investigadores a Inglaterra, EEUU, Alemania y demás países occidentales? ¿No podíamos haber usado otro ejemplo?

Ya sé que no era esa la idea, pero siento mucho decir que a mí fue lo que me sugirió el cartel publicitario.

lunes, 23 de abril de 2012

¿Por qué mienten en clase?

Esta mañana hacía yo un examen a los chicos de 4º de ESO, me ha sucedido una cosa y os la voy a contar. Yo no soy de los profesores que someten a sus examinados a una vigilancia demasiado estrecha, porque considero que el que no sabe aunque intente copiar un poco tampoco va a salvarse por ello. Mis exámenes suelen ser fáciles pero muy largos, por lo que es necesario darse prisa en la realización de las pruebas, y eso no cuadra demasiado con los que copian.

Pese a ello vigilo el examen, naturalmente. Pues bien, esta mañana había un chico intentando preguntarle algo a la chica sentada a su derecha. Lo ha intentado una vez, yo lo he visto, pero no he dicho nada. Después lo ha vuelto a intentar sin éxito, pero yo le he mirado fijamente y él se ha percatado. Al cabo de un rato lo ha vuelto a intentar por tercera vez.

Entonces le he dicho que dejase de hablar, que dejase tranquila a su compañera, que se centrase en su examen y me ha contestado que él no había hablado, que no había hecho nada.

Pero.... ¿por qué miente si le he pillado? Si no le iba a hacer nada, ¿por qué miente? ¿es por enfrentarse a la autoridad? ¿hacemos igual los mayores con nuestro jefe, el policía, o el inspector de Hacienda?

Algunos chicos mienten cuando les preguntas. Siempre, aunque no tenga importancia. Mienten en cosas importantes, menos importantes y hasta absurdas: Le pillas copiando y dice que no, le pillas escribiendo en la mesa e insiste en que él no ha sido, aunque tenga el boli en la mano y la firma esté a medias, le dices que no coma en clase y te contesta, con la boca llena, que él no lo hace, le dices que no pase notitas a sus compañeros y dice que él no ha sido aunque lo hayas visto y hayas requisado el papel tu mismo, y así sucesivamente.

Y en algunos casos es absurdo, lo que niegan haber hecho no es nada malo, no lleva aparejado ningún castigo, no pasa nada por hacerlo. Es como si tuviese que mentirte, es como un vicio.

Me recuerda a otro chiste que cuenta mi hijo mayor:
    • papá, papá, hoy he engañado al conductor del autobús.”
    • ¿Y eso, hijo? ¿te has montado sin pagar?.”
    • No, papá,.... Le he pagado pero luego no me he subido”.
Pues eso, engañar por vicio....... menos mal que sólo son algunos, no?


viernes, 20 de abril de 2012

El móvil en clase

El uso del móvil en clase y en el instituto está terminantemente prohibido. Es algo que todos sabemos y que se entienden fácilmente las razones. Hoy día los móviles pueden grabar imágenes incluso dentro del aula sin permiso de las personas implicadas, pueden enviar mensajes de texto durante el transcurso de las clases o simplemente pueden distraer a sus usuarios con juegos, agendas,....... Pero.... ¿y su posesión? Pues.... no, claro!!

Es decir, un chico puede llevar el móvil, tenerlo apagado o silenciado y no utilizarlo. De hecho, muchos padres quieren que sus hijos lo lleven, y que les llamen al salir de clase, o al ir a alguna actividad extraescolar o la razón que ellos estimen conveniente.

Por eso, en el instituto se deja muy claro la prohibición del uso y la recomendación de no traerlo, pero no su posesión. Eso nos da muchos problemas, porque en el caso de que alguien lo pierda o se lo quiten nosotros no podemos hacer nada, sólo decirles que no debían haberlo traído.

Recuerdo hace unos años un profesor al que un alumno dijo que le acababan de quitar el móvil, que lo tenía hacía un momento. El profesor paró la clase, pidió que lo entregasen y trató de encontrarlo registrando las mochilas, los abrigos,... El móvil no apareció, pero si la queja de varios padres alegando que no tenía derecho para hacer eso. El tema no se convirtió en denuncia pero todos aprendimos que no tenemos autoridad suficiente para registrar las mochilas de los demás ni realizar actuaciones semejantes.

Por ello, nuestro consejo es claro, si no puedes usarlo, no lo traigas. Aunque entendemos que algunos alumnos lo lleven con la autorización de sus padres.

Pero es que esta mañana he sacado a la pizarra a un chico a hacer un ejercicio, se ha levantado y mientras venía, de pie en medio de la clase, le ha sonado el móvil. Y muy serio, me dice: “Perdona, es que me están llamando....”. Yo le he contestado tranquilamente que, nada, que contestase, que le esperábamos. El resto de la clase se ha reído a carcajadas, él se ha dado cuenta en ese momento de lo que había hecho, ha colgado, se ha puesto como un tomate,....

Yo debía haber requisado el móvil en ese momento, pero es viernes, era primera hora (podía haberse olvidado de apagarlo), es buen alumno, lo ha pasado fatal, se ha disculpado,....

En fin, no se lo he quitado y no sé bien el por qué. Quizá porque cuando se lo quitamos deben de venir los padres a recogerlo y hasta entonces se queda sin móvil, es casi fin de semana, no lo ha hecho con intención de molestar a nadie.....

Si otro día se lo requiso a otro, habrá sido injusto, pero..... la vida es así, no siempre se acierta. Pero os aseguro.…... que la escena ha sido divertida (para los demás, claro, no para él).

miércoles, 18 de abril de 2012

La opinión de los otros.

Ayer me encontré con un antiguo alumno y, como tantas otras veces, me encantó. La razón es que nuestros alumnos son el fruto o el resultado de nuestro trabajo y siempre te preguntas si aquel alumno que tuviste estudiaría al final aquella carrera, qué tal le iría en la vida, vencería su extrema timidez, mantendría aquellos amigos maravillosos,... Y, porqué negarlo, ¿recordará con cariño su paso por nuestro instituto? Y hasta ¿y por mis clases?

Por eso, mi consejo es que si alguna vez usted ve a un antiguo profesor (al que no odiase, claro....) le salude, hable con él, le recuerde aquel tiempo.... le hará un favor.

Bueno, mi alumno me insistió en que algunas cosas que yo le había enseñado le habían venido muy bien en los primeros cursos de la Universidad (yo pensé, claro, si no no enseñaríamos eso, pero....) y entre los dos brotó de nuevo un sentimiento de afecto. Fue un reencuentro bastante agradable.

Mi comentario de hoy es porque, aunque a veces lo neguemos, nos importa mucho lo que opinen los demás de nuestro trabajo, de cómo lo hacemos, de si sabemos o no transmitir nuestros conocimientos, aficiones, etc. Aunque lo desarrollaré en otro comentario, no está de más recordar que nosotros, los profesores, nunca trabajamos “con iguales”, siempre trabajamos con alumnos y nadie más que ellos saben de verdad cómo lo hacemos.

Y en este momento al escribir sobre lo que los demás piensan de nosotros me he acordado de un chiste que cuenta uno de mis hijos:

Dice que se encuentran en un funeral tres grandes amigos despidiendo a otro compañero más y, tras el sermón del sacerdote la emoción les invade. El cura acaba de relatar las bondades del finado y ellos no pueden más que estar de acuerdo.

El primero de los amigos comenta lo bonito de la despedida y añade que a él el día de su funeral le encantaría que los demás dijesen que era un gran amigo, un buen trabajador, en resumen,una buena persona. El segundo amigo comenta que a él lo que más le gustaría es que en su funeral dijesen que deja una familia estupenda, que se ve en sus hijos todo lo que él ha sembrado y que siempre se acordarán de él.

El tercer amigo sigue callado y cuando le preguntan que querría que dijesen los demás en su funeral contesta que le encantaría que dijesen: “Eh! Parece que se mueve, no, se mueve, se está moviendo.......”

lunes, 16 de abril de 2012

Derbi Real Madrid - Atlético


El otro día fue el “derbi” entre el Madrid y el Atlético y se convirtió en el tema más fundamental e importante del momento. Por eso, igual que en el resto de la sociedad esto se reflejó en el instituto.

Algunos profesores, los más futboleros, andábamos “picados” y en las clases los alumnos andaban haciendo porras. Pues bien, por la mañana en una clase de 1º de bachillerato uno de los alumnos iba con la camiseta del atlético, convencido de que esa tarde por fin ganarían a su todopoderoso rival. Como en su clase habrá unos 3 o 4 del atlético por unos 20 del Real Madrid, el debate subió y pronto andaban “riéndose de él”, de buenas maneras, pero asegurándole que, una vez más, el Madrid le ganaría. El chico se defendió muy bien y las espadas quedaron en alto esperando el resultado.

Por la noche, como ya sabemos todos, el atlético estuvo a la altura y mantuvo alto el pabellón hasta que en el minuto 70 Godín hizo un penalti, el Madrid marcó el 1-3 y se acabó el partido. Al final fueron 1-4 pero no se refleja fielmente lo que significó el encuentro.

Al día siguiente iba yo a esa clase y pensé en mi alumno del atleti. Estaba seguro de que los demás hoy se lo merendaban, iban a meterse un montón con él, aunque estaba claro que él se lo había buscado. Lo pensaba hasta que entré en el aula y le vi vestido de atleti, mucho más que el día anterior. Llevaba la camiseta y una chaqueta de chándal también del equipo. Alucinante. Así ya nadie se metía con él.

Lo sorprendente, lo que me llamó la atención y por eso lo escribo es que a lo largo de la mañana tuve, al menos, cuatro alumnos vestidos del atleti. Incluso en 4º de ESO había una chica que llevaba, camiseta, bufanda,...

Es decir, primero el tema del partido acapara todas las conversaciones y titulares informativos, después el Madrid le gana al atleti en el Calderón por 1-4 y al día siguiente hay un montón de atléticos luciendo camisetas y orgullosos de su equipo. De veras, en todo el instituto no vi a ningún alumno vestido del Madrid.

¿Cuál es la explicación de ese comportamiento? ¿de ese orgullo atlético? No lo sé, me recuerda aquel anuncio de la tele que decía....”Papá, ¿porqué somos del atleti?"


El metro y los retrasos

En una ciudad como Madrid es habitual que tanto alumnos como profesores tengan que desplazarse distancias medias o largas para llegar al instituto. Y para eso, el mejor medio de transporte suele ser el metro.

Eso hace que coincidamos en los vagones, hablemos y también tengamos experiencias “divertidas” que otro día contaré en este mismo blog.

Hoy me quería referir a cuando el metro sufre una pequeña avería y como consecuencia de ello, existe un cierto retraso. Esto es una cosa más o menos habitual en nuestra vida cotidiana. El retraso puede ser de cinco o diez minutos como mucho, pero lo suficiente para llegar tarde si eres de los que ajustas en el despertar matutino. Es decir, para casi todos nosotros.

La clase empieza a las 8,30 h de la mañana y las puertas del instituto se abren a las 8,20h y se cierran a las 8,35h.

Pues bien, si un día ocurre eso y llegamos tarde,yo, como profesor, paso al instituto y voy a mi aula lo antes posible para poder empezar las clases, pero a los alumnos al llegar al instituto se les para, se les coge los datos y no se les deja entrar ya a clase. Pueden quedarse en el instituto en un aula de estudio pero ya no entran en su aula, no dan su clase y se les envía el mensaje del retraso. Es la única manera de evitar un goteo incesante de alumnos incorporándose a las aulas.

Pero en estos casos, en los que el metro es el causante del retraso en la taquilla te expiden un justificante en el que se pone el nombre del usuario y la incidencia sufrida por el tren a esa hora. Siempre es mejor llevar ese justificante al instituto y los chicos saben que con eso la falta es “menor” y en casa también les entienden.

Esta mañana yo venía en el metro con tiempo suficiente para hacer fotocopias para un examen y el metro ha fallado. Por los altavoces han pedido las disculpas por la avería y han comunicado que el metro no prestaba el servicio en condiciones normales. Aún así, he llegado a mi estación a las 8 y 20 minutos, por lo que llegaba perfectamente al centro. La parada de metro está apenas a dos o tres minutos del instituto.

Al salir, he visto a una alumna mía, con la que tenía clase a primera hora pidiendo en la taquilla el justificante del retraso. Yo he ido al instituto, he entrado antes de las 8,25, he hecho las fotocopias, he charlado con mis compañeros y he subido a clase. ¿Estaba mi alumna? No, claro. Quizá sea más cómodo llegar tarde, enseñar el justificante y pasar una hora en el aula de estudio, no? Ella debió pensar que sí. Bueno, hay que entender que es lunes, primera hora de la mañana y..... somos humanos, aprovechando que el metro..... En fin, a mi me gustaría pensar que prefiere ir a mi clase, pero...... sería demasiado pensar!!!!

Después nos hemos visto y me explica que lo siente, que ha llegado tarde porque el metro se ha estropeado. Y me enseña el justificante.

No pasa nada. Ya lo hemos hablado y.... estoy convencido que la próxima vez que pida el justificante en el metro antes de la hora se asegurará de que ningún profesor esté cerca. Seguro.

martes, 10 de abril de 2012

El noviete

Soy profesor y, además, el tutor en una clase de 1º de ESO. Nunca había dado clases a chicos tan pequeños, pero este curso me ha tocado. Como tutor me entrevisto con las familias, les comento las notas, las faltas cometidas por sus hijos, etc.

Y, como tutor, soy el intermediario entre mis alumnos y sus padres. Para ello debo tener la confianza tanto de unos como de los otros. Y eso es lo difícil.

Verán por qué. Yo, como profesor, sé que un chico sale con una chica, o que una chica tiene un noviete. ¿se lo debo decir a los padres? Depende.... Y como decía la canción.... ¿de qué depende? De según como se mire....

Si un niño de esa clase, con 12 o 13 años hace pellas yo debo llamar a decirlo, si no hace las tareas, también. ¿Y si yo veo que fuma en el exterior del instituto? En el interior está prohibido, naturalmente. También creo que debo decírselo a los padres, no? Pero, ¿y lo del noviete lo debo comunicar o eso es una cosa suya?

Pues bien. Hay una chica muy buena alumna, de apenas 12 años, claro, el curso que le corresponde. Aparenta ser muy inocente, muy pardilla, muy niña que es lo que es y lo que debe ser. Pero empieza a salir con un chaval que ha repetido un par de veces y, además de ser más mayor, lo aparenta. El chico es mal estudiante pero en lo que yo conozco es muy buena persona. Lo que ocurre es que les veo muchas veces y parece que la cosa va a más. Además ella empieza a descuidarse y le quedan un par de asignaturas.

En la evaluación todos los profesores creemos que ella está bajando por eso. ¿Debo llamara la madre y decírselo o eso es meterme en sus asuntos? Como decía otra profesora en esa reunión de evaluación, yo como madre querría que me lo dijeses. Claro, pero la chica con lo querrá. Sí, pero nosotros estamos “del lado” de los padres, no?

Sí, creo que hay que decírselo a la madre. Sólo como información, sin exageraciones, para que lo tenga en cuenta y actúe como ella crea que deba hacer.

Pues bien, eso hice, aunque quizá pueda perder parte de la confianza de esos dos alumnos y en otra ocasión no me cuenten algo importante. Pero creo que debía ser así.

¿Y usted? ¿cree lo mismo? ¿Se debe llamar a los padres a comunicar esas cosas? ¿Si les veo fumar “fuera”? ¿Si les veo salir juntos “fuera” del instituto? ¿O no?

¿Y cómo salió? Pues bien, aunque se trató de una de las reuniones con padres más difíciles que he tenido en todos mis años de profesor. Merece capítulo aparte, así que.... le llamaré entrevista y lo añadiré otro día.

Enfermedad, tranquilidad y ….. miedos!!


Este comentario no tiene nada que ver con la educación, salvo porque sus dos protagonistas son profesores, y además, de los muy buenos.

El caso es que se trata de un matrimonio amigo nuestro, que siempre se ha dedicado a la enseñanza. Hace algo más de cuatro años pasaron un momento muy difícil en su vida, tanto ellos como sus hijos, al detectarle a él los médicos un cáncer peligroso y más o menos avanzado. Por ello, tuvo que someterse a una operación muy delicada, de la que salió airoso y con nuevas ganas de vivir.

Pues bien, me los encontré el otro día durante las vacaciones de Semana Santa y me comunicaron que volvía a tener la enfermedad y necesitaba rápidamente otra operación. En este momento todo ha sido detectado de manera temprana, por lo que las perspectivas son muy buenas para la intervención.

Yo le daba ánimos cuando él me decía que no hacía falta, que él ya tenía ánimos, que desde hacía cuatro años y medio ya no tenía miedo a nada. A nada. Me contó que la otra vez, antes de entrar en quirófano se vió desnudo totalmente, incluso sin su anillo de casado y se sintió pequeño, diminuto. Entonces le comentó al doctor que hiciese lo que tuviese que hacer y que, si salía mal, no se preocupase. Que se lo agradecía de todas maneras. Luego todo salió bien y él perdió definitivamente todos sus miedos.

Pero ella no, ella me decía que tenía miedo, mucho miedo,.... que no entendía esa tranquilidad y ánimo en su marido. Que ella necesitaba revelarse,cabrearse, llorar,....

Los dos me pidieron que rezara por ellos y eso es lo que voy a hacer. Y si hay alguien que lee este comentario le invito a hacer lo mismo. Es lo único que pidieron juntos, uno desde la tranquilidad y la otra desde el miedo.