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viernes, 26 de abril de 2013

No me resisto a publicar un extracto de un artículo de LEOPOLDO ABADÍA, escritor español, que me pasaban por e-mail unas amigas.  No puedo estar más de acuerdo con todo lo que escribe.  Ahí va:


 Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos.

Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que "Dios les coja confesados".  Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación.

En muchas de mis conferencias, se levantaba una señora (esto es pregunta de señoras) y decía esa frase que a mí me hace tanta gracia: "qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?"   Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir "¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?"

Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido:
                                 "y a mí, qué me importa?!"
Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.

Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.

Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz. Y me exigieron mucho.

Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:
1. La guerra civil española
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro.

Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!

Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía.

Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.

A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama "buena gente".

Porque si son buena gente harán un mundo bueno.
Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación:
            que sepan distinguir el bien del mal,
            que no digan que todo vale,
            que piensen en los demás,
            que sean generosos. . . .
En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran. 
 
Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho qué hijos íbamos a dejar a este mundo.

A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar.

Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro,
en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.
 
Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de "Historia de mi pueblo" (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.
 
Pero lo fundamental es lo otro: los padres.
 
Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes,
que el padre y la madre llegan cansados a casa, que mientras llegan, los hijos ven la tele basura,
que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado.

Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.
 
Leopoldo Abadía.


Pues eso, que a grandes rasgos......... lo suscribo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Las lechuzas mensajeras

¿No habéis oído nunca hablar de ellas? ¿o sí?  Pues dependerá de vuestros gustos cinéfilos, no?


El caso es que nos encontrábamos visitando el Museo de las Bellas Artes de San Fernando, que está situado en la calle Alcalá, cerca de la Puerta del Sol y había una monitora que trataba de explicar los cuadros a los alumnos.

Todos sabemos que no es lo mismo ver un cuadro por ti mismo a que te lo expliquen. Por tu cuenta puedes apreciar la estética, los colores, la composición...... y muchas veces es suficiente porque el arte te tiene que llegar. Si un cuadro no te dice nada ya te pueden contar su historia que no sentirás nada, al igual que con la música, la poesía y otras muchas expersiones artísticas. Pero cuando te lo explican entiendes qué significa cada detalle, la intención con la que pintaba el autor y lo comprendes mejor.

Pues bien, la monitora explicaba muy bien, en un tono y con una voz muy interesante, se estaba ganando totalmente a los alumnos..... hacía muy bien su trabajo. Pero aparte de reconocerle su mérito, quería comentar que al llegar a un cuadro exlicó porqué sabíamos que la figura representada era el dios Mercurio, por qué tenía unas alas y porqué estaba en una determinada posición. Además, estaba rodeado de palomas y preguntó a los chicos qué sgnificaban dichas palomas.

Ellos explicaron que las palomas representaban la paz y ella les dijo que sí, pero que también otras cosas. En concreto les explicó que éstas eran palomas mensajeras y eso tenía un sentido.  Y les interrogó acerca de si sabían lo que era una paloma mensajera, para qué se utilizaba, etc.

Y en ese momento un chico le dijo que también había lechuzas mensajeras, a lo que la chica no contestó y yo creo que, premeditamente ignoró el comentario. Pero el chico insistió con que también había lechuzas mensajeras..... la chica pensó que le estaban tomando el pelo, había otra compañera  y se miraban entre ellas sin saber qué contestar.......  A mí al final me dió la risa y se lo expliqué, ellas no tenían ni idea......

¿Habéis visto Harry Potter?  Pues me parece que, con lo bueno y con lo malo,  por ahí va la cultura de nuestros chicos...... ¿o no?

lunes, 22 de abril de 2013

El profesor me tiene manía...

Bueno, esta frase ya se usaba cuando yo era pequeño y era yo el alumno. Siempre decíamos que un profesor tenía manía a un determinado alumno y tenía manga a otros.

Pues bien, lo de "tener manga" ya hace muchos años que no lo he oído, pero lo de tener manía se encuentra a la orden del día en conversaciones escolares.

Pero.... ¿es verdad? ¿un profesor tiene querencia por unos alumnos mientras que perjudica a otros?  Yo estoy seguro que en principio no. Desde luego no conozco a ningún profesor que pueda tener manía a un alumno sin razón aparente.

Estaba reflexionando sobre ello y llego a la conclusión de que algo debe haber cuando se comenta tantas veces. Y lo que hay es que un profesor trata de ser justo en sus notas y estoy seguro de que jamás va a puntuar mal a propósito a un alumno. Nunca va a poner menos nota de la que un alumno merezca. Ahora bien, nosotros hacemos varios exámenes, trabajos, tenemos en cuenta otras cosas y... al final salen notas medias con decimales. Y en los boletines sólo podemos poner notas enteras.

Es decir, un 7,2 lo normal es que sea un 7 de nota final mientras que un 7,8 será un 8.  Pero... ¿por qué? Pues porque parece lógico, pero no siempre lo es. Es decir, si ese 7,8 es un 8 el alumno va a tener la misma nota que otro alumno que obtuvo de nota media un 8,4.... ¿o no? Entonces un 7,8 puede ser un 7 y sería justo.

Pues esa capacidad de "redondeo" es quizá en el único lugar en el que exista la subjetividad del profesor.  ¿Y cuáles son las razones de esa subjetividad? Pues bien, para un profesor todos sus alumnos son iguales, pero si uno habla mucho en clase, molesta continuamente, le está "tocando las narices",..... si académicamente saca un 7,5 el profesor nunca le va a bajar la nota, pero le pondrá un 7. Mientras que si otro alumno es educado, se porta siempre bien, colabora y académicamente obtiene ese mismo 7,5 el profesor seguramente le ponga un 8.

¿O no? ¿es justo? Supongo que sí..... Siempre que no le bajes la nota a ningún alumno que redondees hacia arriba a otro puede no ser injusto..... ¿o quizá sí?

Hablaba de esto con dos buenas amigas y les decía que este curso yo tengo un alumno preferido.... O un alumno al que si puedo siempre le pongo algo más de lo que obtiene. Siempre le redondeo al alza.  Es un buen alumno, de notables y sobresalientes, se porta bien, es educado,...... ¿Por eso le redondeo la nota siempre hacia arriba?  No. La verdad es que lo hago porque me recuerda muchísimo a uno de mis hijos....  Este alumno en cuestión tiene tres años más que mi hijo, pero se le parece un montón, en lo físico, en la forma de hablar, en el carácter, hasta en la escritura......

Y por eso sin querer, siempre le termino redondeando beneficiándole. ¿Y es justo? Pues supongo que no del todo, pero es algo raro que sólo me ha ocurrido una vez en 15 años y...... al fin y al cabo sólo le redondeo un poco al alza. Y no perjudico a ninguno más.  Así que seguramente voy a seguir mejorándole ligeramente su nota, pero supongo que es sólo un hecho curioso.

jueves, 11 de abril de 2013

Los pocos efectos positivos de la crisis

Aunque parezca mentira..... algunos efectos positivos hay, y en el instituto se reflejan de vez en cuando. 

Por un lado, las familias y la sociedad animan más a estudiar a los adolescentes que hace unos años cuando ocurría a veces que un alumno de 4º de ESO, con 16 o 17 años, no estudiaba nada y tu tratabas de convencerle de que tenía que estudiar para conseguir un futuro mejor. Pasaban unos meses y dejaba de venir a las clases. Ya tenía la edad, dejaba de estudiar y sus padres estaban de acuerdo.

A mí me sucedió en varias ocasiones que después me encontraba con chicos que en esa situación habían dejado de estudiar y, en poco tiempo, habían encontrado trabajo y, algunas veces, cobraban ya más dinero que yo. ¿Cómo vas a tratar de convencerle de las virtudes del estudio y de la formación académica?

Que hubiese trabajo para casi todos y además bien remunerado era una suerte que ojalá se mantuviese en el tiempo. Fue una suerte para todos y ahora me temo que "atábamos perros con longaniza."  El caso es que la vida ha dado un giro tremendo en España y raro es el chico de 17 años que deje los estudios y encuentre trabajo sin mayor preparación. Y en el caso de que lo haga su sueldo suele ser bastante escaso.

Por otro lado, con las dificultades económicas también aparecen los peores y los mejores gestos. Y estos son los que he presenciado últimamente.

Con la dichosa crisis muchas familias se han quedado sin los recursos necesarios para que sus hijos puedan participar de una determinada actividad complementaria o extraescolar, tal como los entrenamientos de deporte,  la asistencia a una excursión, un viaje, un intercambio, un campamento, etc

Pues bien, yo he participado muchas veces en las reuniones en las que los profesores explicamos a los padres los detalles de esas actividades indicando duración, fechas, actividades a realizar y, por supuesto, el importe o precio a pagar. Y aún habiendo participado muchas veces nunca había contemplado como un padre se te acerca, con discreción, para comunicarte que además de pagar el importe correspondiente a su hijo quiere hacer lo mismo con otro alumno que no es hijo suyo.

Y eso lo he visto tres veces en el último mes. Y siempre con la discreción y la delicadeza suficientes para que el resto de las familias no lo sepan ni se pueda entender mal.

Así que....... en malos momentos también afloran los buenos sentimientos y la generosidad....

miércoles, 3 de abril de 2013

Test de alcoholemia

La verdad es que las vacaciones de Semana Santa han estado muy bien.... como siempre, por otro lado. Sigo creyendo que las vacaciones son el "estado natural del hombre", o como dice un amigo de mi mujer: "No es que no me guste trabajar... es que me parte el día".

Bueno, todo esto es una broma, porque en los tiempo que corren, con la crisis galopante, los recortes sociales y el inmenso paro tener trabajo, trabajar diariamente, es la mayor bendición que podemos tener. ¿ O no?

Dicho eso, lo que yo quería contar es lo que me ocurrió el otro día al volver hacia Madrid.  Pasábamos por un pueblo grande, turístico, famoso por su producción de vino y, justo enfrente de unas bodegas, nos encontramos un control de la Guardia Civil.



No deja de tener gracia el lugar que escogieron para hacerlo, pero se trataba de un control de alcoholemia para los coches que circulábamos por allí. Pues bien, yo no bebo casi nunca, salvo alguna cervecita en verano o un pelín de vino en alguna cena... y siempre cuando no voy a conducir después, así que..... es muy difícil que a mí me asuste ese control. Es más, alguna vez en casa hemos hablado de eso y de si sale el 0,0 al soplar y esas cosas....  Vamos, que casi me hace ilusión soplar....

Pues bien, llevábamos el coche lleno, mi mujer, yo y cuatro niños menores de 12 años. Nos paró el guardia, y la conversación fue tal que así:

- " Buenas tardes"
- "Buenas tardes"
- "Señor, le hemos parado para hacer un control de alcoholemia. ¿Ha bebido usted algo hoy?"
- "No, nada...."
- "Bien, en ese caso.... continúe"

En eso consistió nuestro control..... es más una prueba de detector de mentiras que en una prueba de alcoholemia....  Supongo que vió el coche con niños, creyó lo que yo le decía y decidió ahorrarse la boquilla y guardarla para otro, pero mi duda es:  Cuando dicen que han hecho un test de alcoholemia y, por ejemplo, han dado positivo el 20%..  ¿yo contaría? ¿o se descartan los casos "no efectuados"?