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miércoles, 18 de abril de 2012

La opinión de los otros.

Ayer me encontré con un antiguo alumno y, como tantas otras veces, me encantó. La razón es que nuestros alumnos son el fruto o el resultado de nuestro trabajo y siempre te preguntas si aquel alumno que tuviste estudiaría al final aquella carrera, qué tal le iría en la vida, vencería su extrema timidez, mantendría aquellos amigos maravillosos,... Y, porqué negarlo, ¿recordará con cariño su paso por nuestro instituto? Y hasta ¿y por mis clases?

Por eso, mi consejo es que si alguna vez usted ve a un antiguo profesor (al que no odiase, claro....) le salude, hable con él, le recuerde aquel tiempo.... le hará un favor.

Bueno, mi alumno me insistió en que algunas cosas que yo le había enseñado le habían venido muy bien en los primeros cursos de la Universidad (yo pensé, claro, si no no enseñaríamos eso, pero....) y entre los dos brotó de nuevo un sentimiento de afecto. Fue un reencuentro bastante agradable.

Mi comentario de hoy es porque, aunque a veces lo neguemos, nos importa mucho lo que opinen los demás de nuestro trabajo, de cómo lo hacemos, de si sabemos o no transmitir nuestros conocimientos, aficiones, etc. Aunque lo desarrollaré en otro comentario, no está de más recordar que nosotros, los profesores, nunca trabajamos “con iguales”, siempre trabajamos con alumnos y nadie más que ellos saben de verdad cómo lo hacemos.

Y en este momento al escribir sobre lo que los demás piensan de nosotros me he acordado de un chiste que cuenta uno de mis hijos:

Dice que se encuentran en un funeral tres grandes amigos despidiendo a otro compañero más y, tras el sermón del sacerdote la emoción les invade. El cura acaba de relatar las bondades del finado y ellos no pueden más que estar de acuerdo.

El primero de los amigos comenta lo bonito de la despedida y añade que a él el día de su funeral le encantaría que los demás dijesen que era un gran amigo, un buen trabajador, en resumen,una buena persona. El segundo amigo comenta que a él lo que más le gustaría es que en su funeral dijesen que deja una familia estupenda, que se ve en sus hijos todo lo que él ha sembrado y que siempre se acordarán de él.

El tercer amigo sigue callado y cuando le preguntan que querría que dijesen los demás en su funeral contesta que le encantaría que dijesen: “Eh! Parece que se mueve, no, se mueve, se está moviendo.......”

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